Y qué buena es la tierra de mi huerto!:
hace un holor a madre que enamora
mientras la azada mia el aire dora
y el regazo le deja pechiaberto.
Me sobrecoge una emoción de muerto
que va a caer al hoy en paz, ahora,
cuando inclino la mano horticultora
y detrás de la mano el cuerpo incierto.
Cuándo caeré, cuándo al regazo
íntimo y amoroso, donde halla
tanta delicadeza la azucena?
Debajo de mis pies sinto un abrazo,
que espera francamente que me vaya
a él, dejando estos ojos que dan pena.
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